Estas líneas están dedicadas a la persona que hoy logró emocionarme con su autenticidad, ella ya sabe quien es, te quiero mucho, y no solo por el ballet, sino porque estar cerca de ti me engrandece como persona.
De repente me dí cuenta que todo lo que he pasado este tiempo atrás ha merecido la pena, para tener en mi vida a personas como tú, eres realmente bella. "Los más generosos acostumbran a ser los más humildes" (René Descartes). Casi todas las personas grandes que he conocido, han resultado ser las más humildes, las más normales y generosas que uno se pueda llegar a encontrar. Los grandes de verdad, son gente auténtica, que no necesitan gritar lo grandes que son, porque eso ya se ve. Son personas que enganchan, contagian ilusión, pasión y que recargan las pilas. Y de recargar las pilas ella sabe mucho, me encanta cuando llega el momento en que dice: "se acabó la fiesta", eso significa, ahora vais a sudar. En mi condición de amante del ballet y documentalista, y gracias a la colaboración de la Hemeroteca de ABC, he podido recuperar parte de la historia de la danza en la Ciudad de Madrid. Se trata de un interesante artículo llamado “El mundo alado del ballet” Muchos han sido los caminos que he recorrido en este mundo del ballet, hasta que abrí una puerta, y esta se cerró tras de mí, y ya no quise formar parte de este capítulo. Asi fue como volví a reencontrarme con parte de mis origenes, la Escuela de Danza Karen Taft, en la madrileña calle de la Libertad, un lugar dónde siempre se encuentra la calidez del hogar, dónde se respira un ambiente de profesionalidad y tantas historias tras sus muros, de las múltiples figuras de la danza, el teatro y el cine que han pasado por allí. El interés por conocer su historia comenzó hace poco en una velada inesperada dónde confluyeron personas que habian vivido sus comienzos en el mundo del ballet en el primer estudio que fundará Karen Maria Taft, en la calle Menorca; y que posteriormente continuará una larga trayectoria en la actual ubicación que aún tiene la Escuela, la calle Libertad, en el entorno más centrico de Madrid, próximo a la Gran Via. Proximamente tendré el privilegio de hacerle una entrevista a una de aquellas alumnas, que se dedicó profesionalmente al ballet. De momento, disfrutemos del artículo completo que fue publicado el 22-11-1958 en el suplemento “Blanco y Negro” del periódico ABC. Además de las imagenes en miniatura, he incluido las páginas en pdf, que proporcionan más fácil lectura. Contiene hermosos párrafos: “……. con la última nota de piano, Miss Karen da una palmada. Se rompe la formación y las ñiñas se arremolinan alrededor de la profesora para darle la mano y saludarla con elegante reverencia, alada, frágil, con la delicadeza de la bailarina que recoge los aplausos del público al término de la actuación. Risas y gritos escapan del aula con la salida de los alumnos. Miss Karen se alisa el cabello, recoge su bolso……. “ PAGINAS PARA LECTURA EN PDF
Blanco y Negro-22.11.1958-pagina 038 Blanco y Negro-22.11.1958-pagina 039 Blanco y Negro-22.11.1958-pagina 040 ![]() Es imprescindible hablar de KAREN TAFT (Miss Karen). Nacida en Copenhague (Dinamarca), se inició profesionalmente en el mundo de la danza a comienzos de la década de 1920. Tras viajar por Europa y EE UU y estudiar con algunas de las figuras más representativas del ballet mundial, se instaló en España terminada la guerra civil y fundó la PRIMERA ESCUELA DE BALLET CLÁSICO EN MADRID. Las enseñanzas de Miss Karen han sido un referente para mi familia durante tres generaciones. 65 AÑOS DE EXPERIENCIA en el Centro que actualmente aún lleva su nombre, en la madrileña calle Libertad, en pleno centro de Madrid, destancando la EXCELENCIA Y CALIDAD DE SU ENSEÑANZA, la amplia programación de danza, la variedad de horarios, y un ambiente maravilloso gracias a los grandes profesionales que imparten las clases. Quisiera compartir las fotografias que me ha hecho llegar una persona de la primera generación de mi familia que fue alumna de Miss Karen, no son de muy buena calidad, pero sin duda un deleite para los amantes del ballet y un testimonio de la historia de la danza en Madrid. https://karentaft.carbonmade.com/about https://www.facebook.com/pages/Centro-de-Danza-Karen-Taft/201718320619?fref=ts Maestro, Actor y Director de Teatro Recuerdo dos momentos de gran dolor y angustia en mi vida artística: -El primero fue hace ya muchos años. Había soñado con ser bailarina desde niña, y con 9 años empecé a estudiar con el maestro Adolfo León. No tenia grandes condiciones, pero él siempre me decía que llegaría dónde quisiera porque era trabajadora y amaba el ballet. Cuando formó la primera compañia (aún bastante amateur), yo tenía 16 años, el maestro me incluyó en el cuerpo de baile. Aquello era un sueño hecho realidad, pero el destino siempre tiene preparada alguna sorpresa, y una tremenda lesión acabo de repente con todo...… -El segundo ha sido hace muy poco, puse la misma pasión que en aquel primer momento de mi vida de bailarina, era un proyecto que ví con los ojos de una niña, con el brillo en la mirada que solo provoca la ilusión y la felicidad. Compartir la creación de una escuela de ballet con mi amigo, a quien tanto queria ..... creí que iba a ser lo mejor que me había pasado, pero…. estaba equivocada. La vida no es justa, y hay que tomarla como viene. Pendiente de resolver este segundo varapalo en mi vida, y superar el dolor y la enorme pena de la traición...... Me viene a la memoria como se resolvió el primero. Pues si, aquí es dónde apareció Euquerio Olmos. Yo andaba vagando como un alma en pena, con mi lesión sin solución, con mis tutus de tantos festivales y pocas actuaciones colgados en el armario, con mis zapatillas de punta en un cajón…. cuando alguien me habló de una audición para actrices en una compañía de teatro. Me fui a la librería “La Avispa” de la calle San Mateo de Madrid, y allí compré el libro “La más fuerte” de August Strindberg, me pareció un título adecuado, dadas las circunstancias, al menos yo quería pensar que era la más fuerte y superaría esta zancadilla que me había puesto la vida. Me estudie el texto, lo repetí en voz alta en mi casa una y mil veces. No tenía más conocimiento de teatro que un curso de arte dramático que había realizado en Artea Teatro Estudio, pero creo que la actriz se lleva dentro y estaba segura de que lo podía hacer, sabía que lo podía hacer. Fui a la audición. Recuerdo aquel momento en el silencio cuando el Director me dijo “empieza cuando quieras”, por unos segundos me entró pánico y pensé que tan siquiera me saldría la voz, pero……… le eche coraje, y me puse a recitar y a interpretar aquel texto como si fuera la más grande actriz que hubiera encima de la tierra. Así quedó todo, acabó la prueba y me marché. Al día siguiente me llamaron para decirme que me habían escogido entre todas las candidatas. No lo podía creer, este señor de aspecto amable había creído en mí. Así comenzó mi relación artística con Euquerio Olmos, pasábamos todos los días cuatro horas con ensayos privados. Él siempre ensayaba uno por uno con cada actor de la Compañía, y luego nos juntaba solo unas cuantas veces en los ensayos generales. Un gran maestro que me enseñó muchísimas cosas, que yo tan siquiera sabía que tenía dentro. El me dijo que mi talento era enorme y que hasta me asustaría de todo lo que podía salir de mí, si confiaba en mi misma, porque mi problema era la falta de fé en mí. Me dijo que poseía los dos ingredientes que necesitaba: sensibilidad y temperamento. Me enseñó sobre teatro, interpretación y sobre la vida. Me hizo fuerte y sensible, me enseñó también que lo más importante dentro del mundo artístico es ser buena persona, es ser buen compañero. Euquerio dedicaba un tiempo a la formación artística y otro tiempo a la formación como persona. Yo era muy joven entonces, y la oportunidad que Euquerio me dio no la olvidaré nunca. Creyó en mí por encima de todo, fui primera actriz en su compañía durante 10 años. Por circunstancias de la vida, dejamos de vernos muchos años, y le volví a reencontrar en noviembre de 2013. Fue como si nunca hubiéramos dejado de vernos, porque las raíces que echan los corazones y la unión de las almas no se puede destruir, es un lazo que se tiene para siempre. Ahora solo me queda saber que me depara el destino en este segundo momento de mi vida. Seguro que algo bueno aparecerá. Vestuario para la representación de "La Vida es Sueño" de Shakespeare. Diseño, idea y confección Euquerio Olmos.
Es increíble la cantidad de cosas que podemos llevar. Voy a tratar de enumerar los objetos que pueden encontrarse en la bolsa de una bailarina.
-Zapatillas: De punta y de media punta. No sé que llevan el resto de las bailarinas, pero en mi bolsa hay dos pares de puntas (las nuevas y las viejas), y en ocasiones dos pares de media punta (las nuevas, y las que tienen agujeros en la zona de los dedos) -Esparadrapo: A consecuencia de los agujeros en las zapatillas, también llevamos esparadrapo, que en algunas ocasiones es útil para forrar los dedos de los pies, en esos días que se produce un roce por las puntas. -Protectores: Esto ya es un mundo….. los hay de silicona, de espuma, un calcetín enrollado, papel higiénico o kleenex, dedos forrados de esparadrapo, y las que no llevan nada. -Medias: Otro mundo.. las hay con pie, convertibles, sin pie, con estribo, y multiplicidad de colores. Las hay que aprietan la cintura, las hay que se caen … Normalmente llevo dos pares, unas de color claro y otras negras. -Maillot: Mil modelos. Si llevas uniforme la cosa es fácil. Si no, es un ansia por tener un maillot de otra forma, modelo, con tirantes, con manga corta, con manga larga, con transparencia, con encaje, con terciopelo, etc…. Y luego los hay cómodos o incómodos; y esta ese maillot que tiene 15 años que te hace sentir tan bien, y el maillot nuevo con el que no encuentras la forma de sentirte a gusto. A todo esto, al tema del maillot, según sea el modelo y color, viene que hay que combinarlo con la ropa interior o sin ropa interior, pero este es otro dilema……….. -Calentadores y jerséis: Imprescindibles y necesarios sobre todo al inicio de una clase, y al menos para mí, en las clases de flexibilidad. Aquí también podríamos hacer una tesis sobre la variedad y forma de ponérselos cada uno. -Faldita: Bueno, la faldita es un tema que nos gusta mucho a las bailarinas. Las hay de todas las formas y largo imaginables, pero esa faldita corta que deja asomar las piernas casi enteras dibujadas entre la transparencia o el encaje son mi debilidad. Durante una época me volví adicta a las de Tulip by Tracy, preciosos modelos personalizados que confecciona la bailarina Tracy Jones, que actualmente reside en Denver, y baila en Colorado Ballet. Ella es una preciosa y femenina mujer, que hace sus faldas a su imagen y semejanza: bellas y femeninas. -El kit de peinado: Por supuesto no pueden faltar las gomas para el pelo, redecilla de moño, horquillas de todas las clases, peine, gomina…….. Toda bailarina que se precie lleva moño. Y aquí hago un inciso en el tema del moño: Cuidado con esos moños tipo “la novia de Popeye” (pequeño, apretado y abultado), esos antiestéticos moños……… -La cinta de estiramiento: Si, soy muy friki, yo voy con mi cinta a todas partes, aunque realmente la uso poco. -El set de aseo: Jabón, toalla y chanclas, desodorante, crema hidratante…. algunas chicas hasta llevan un pequeño secador. -Cutter, tijeras, kleenex, una manzana o plátano, una barrita de cereales, una botella de agua, mp5…. ¿Alguien lleva algo más?, seguro que si. El mundo de la bolsa de una bailarina es interminable. El ballet es un logro personal, que requiere de una disciplina y esfuerzo muy superior al resto de actividades artísticas. Además de una capacidad para soportar presiones, y de un trabajo regular y constante. Exige unas características físicas específicas, como tener un cuerpo delgado, fuerte y flexible. Así como, control del cuerpo, equilibrio y un alto grado de concentración. Por otra parte, se precisan unas características intelectuales y sensoriales: memoria e inteligencia capaz de captar una secuencia de movimientos coordinados con la música, a la vez que se expresa un sentimiento. Todos estos requerimientos condensan el exigente arte del ballet. Traducir todas estas cualidades a “arte” sin duda conlleva muchos y muchos años de estudio, de repetir miles de veces un mismo movimiento, de interiorizar cada detalle. Entrenamiento, voluntad, emoción y estética …… es toda una vida de dedicación. La armonía del ballet se exige en cada movimiento. Esto implica conocer el desplazamiento, el tiempo, la fuerza, la velocidad, la altura, la posición de cabeza, brazos y piernas, y todo ello dotado de musicalidad. La meta es la sencillez y naturalidad de los movimientos, pero para llegar a ello hay que conocer y practicar a fondo la técnica, para después olvidarla y automatizarla, y poder dedicarse simplemente a sentir. Para finalizar diré que todos estos esfuerzos llevan a la verdadera intención del ballet, a su valor artístico: expresar mediante el movimiento. De nada sirve ser un virtuoso si no se trasmiten emociones. El bailarín sin duda es un ser especial. Como muestra, se puede observar en el video la magistral actuación de Viengsay Valdés, en la locura de Giselle, un ejemplo de expresión e interpretación. El ambiente de la danza debe ser sencillo, fomentar la empatía, hacer sentir cómodo a cualquiera, conservar la homogeneidad en el grupo.
Dentro de una disciplina tan dura, poder conseguir la devoción y entrega del alumno, la confianza mutua, es un camino más corto hacia el logro de los objetivos. No obstante, nadie va obligado a una clase de ballet, las quejas, los alardes y los excesos de confianza pueden ralentizar el aprendizaje. Cada mirada, cada palabra, cada gesto del maestro debe ser un referente para analizar continuamente nuestras carencias, ya que dentro de la disciplina del ballet es bastante frecuente cometer continuos errores, y dar por aprendidas algunas cosas que periódicamente conviene revisar. Decirse a uno mismo ‘estoy haciendo esto porque me gusta’, y siempre querer progresar y crecer, saber lo que se quiere, esto da cada vez más ganas de avanzar. Estoy feliz y contenta, enamorada del ballet como si fuera el primer día. Y agradezco a las personas que me han dado esta oportunidad, para mi es un verdadero cuento de hadas. Esto es bueno porque te mantiene alerta todo el tiempo, porque en ballet esperar a las segundas o terceras oportunidades es ir perdiendo el tiempo….. y tener claro que mi maestro es la persona en quien confío plenamente es un apoyo más que suficiente para querer seguir. Me enorgullece el crecimiento artístico, desarrollar una técnica fuerte, la pasión, el trabajo y no darse por vencido. Realmente en estos últimos tiempos he tenido que hacer un autentico ejercicio de humildad, y tal vez esto me haya hecho aferrarme aún con más fuerza al único amor que realmente siempre he tenido: el ballet, aunque ya sé que es un amor imposible, que cuando quiere te ama y cuando no te deja. En palabras de Víctor Ullate: La experiencia no se reemplaza con nada, cuando un bailarín es maduro tiene mucho más que decir, mucho más que expresar, que sentir, y la experiencia es fundamental en la danza" Un joven madrileño que se inició en los estudios de danza clásica de Héctor Zaraspe, y sus primeras apariciones en los escenarios, junto al gran bailarín Antonio y la compañía que éste dirigía.
Emigró a Nueva York, dónde llego a ser primera figura del Joffrey Ballet. En 1974 a su paso por España, después de una gira con el London Festival Ballet, el entonces Ministerio de Información y Turismo le sugirió quedarse, ya que se hablaba de la formación de un ballet clásico nacional, aunque solo le dijeron que esperara. Debido a que la espera se hacia larga abrió una escuela de danza en Madrid, la emblematica escuela de la calle Don Ramón de la Cruz, en la que enseñaba también su esposa Zelma Bustillo, bailarina del Joffrey. Formó una pequeña compañía que actúo en Madrid y en gira por toda España, para esta compañia coreografió diversos ballets y experimentó todos los aspectos de la dirección de una compañía. Recibió la colaboración de Ricardo Cue, un hito en el mundo del ballet, ligado a la elite más internacional, y con una prodigiosa intuición. El Ministerio apenas le ayudó con una pequeña cantidad de dinero. Espero lo necesario ya que quería, después de haber bailado tanto en el extranjero, hacer algo por el ballet en España; y se ofreció con toda su experiencia como bailarín, coreógrafo, profesor y director. La respuesta del Ministerio fue breve y de gran vaguedad. De repente se hizo pública la formación de un Ballet Nacional, aparentemente todo se había decidido a puertas cerradas, lo único que recibió fue un telegrama en el que le ofrecían ser primer bailarín. Este era un puesto que tenía en varias compañias de prestigio internacional y que había abandonado para quedarse en España a hacer algo por la danza, algo más que primer bailarín de una compañia que tardaría varios años en formarse. Puesto al habla con el Ministerio le informaron de que habian nombrado a Víctor Ullate director del Ballet Nacional Clásico, y a su esposa Carmen Roche, asistente de dirección. Se puso en contacto para ofrecer diversos tipos de colaboración. En 1983 se incorporó al Ballet Nacional Clásico como director adjunto bajo la dirección de María de Ávila. Siguió en España para ver si podía hacer algo, siguio con la compañia que había formado y con la escuela de ballet, así como con la Asociación de la Danza Amigos del Ballet. Desde el Ministerio se le negó toda ayuda. Fue una amarga experiencia, por lo que decidió volver a Nueva York, siempre abierto a una oferta que se pudiera presentar en España. Sin duda, un gran maestro que ha formado bailarines profesionales en toda Europa y Estados Unidos. Nacido en Laredo, empezó a estudiar ballet a los ocho años, con los profesores Elna y Leif Omberg, de la Escuela de Baile de Augusto Bournonville, primeros bailarines del Teatro Real de Dinamarca.
Es en 1953 cuando actúa por primera vez en público en el ballet de "El sueño de una noche de verano", con Marianela de Montijo como primera bailarina, bajo la dirección de Cayetano Luca de Tena. Después pasa a actuar con Rosario como primer bailarín y más tarde es contratado por José Tamayo para actuar en la Zarzuela. Antonio le contrata como primer bailarín de clásico y con él inicia aquellas largas giras por Londres, donde simultanea su trabajo con nuevas enseñanzas en el Sadler's Well y con los famosos Harold Turner, Ninette de Valois, madame Basil y Marie Rembert. Terminado su contrato con Antonio, se presente a una audición de los Ballet de París y es seleccionado especialmente por Ludmila Tcherina (la inolvidable intérprete de "Las Zapatillas Rojas") pasando a ser su pareja de baile bajo la dirección de Serge Lifar. Durante dos años actúa en "Los Ballets de París", y posteriormente funda el Ballet de España, con el que actúa por toda Europa. Es en una de estas actuaciones cuando madame Baretti le contrata para el Teatro de la Opera de Munich, en el cual y durante dieciocho años actúa incesantemente, primero como primer bailarín y después como profesor de Danza y como coreógrafo de Ballet Clásico. Es en 1980 cuando es llamado por Mari Carmen Arias para incorporarse al Real Conservatorio de Madrid, para elevar el nivel de las clases, siendo profesor de cursos superiores de Ballet Clásico. Al fallecer su maestro Leif Omberg, le sucede en la dirección del Ballet Clásico de Madrid, que en realidad había venido funcionando como Escuela de Danza, y emprende la ardua tarea de reorganizarlo con la ayuda de la Asociación de Amigos del Ballet. Al cabo de cuatro años de incesantes ensayos y clases, consigue la categoría y el nivel artístico que se exigía para su presentación al publico, iniciando sus actuaciones por distintos escenarios de España, siendo requerida su presencia en distintos países de Europa. Tuve la suerte de estar entre sus primeros alumnos del estudio de ballet del madrileño Paseo de la Virgen del Puerto, dónde compartimos los difíciles comienzos de la enseñanza de la danza por el Maestro Adolfo León, después vinieron tiempos mejores, y el Ballet Clásico de Madrid pasó a tener su sede en la Pza. de Santiago de Madrid, y posteriormente en el edificio propiedad del Ayuntamiento de Madrid de la Ribera de Curtidores. Entre esperanzas e ilusiones se fue gestando lo que sería el primer repertorio de la compañía ("Confidencias" "Pas de trois" "La noche" "Festival de las flores de Genzano" "Corpus Cristi" "La sonámbula" "La Valse" "Les Sylphides" "Apolo" "Paquita" "Claro de luna" "El espectro de la rosa" "Liberación") con la colaboración de Francisco Valladares como voz en off. Adolfo León lucho con todas sus fuerzas por sacar adelante su compañía, sin ningún tipo de subvención, todos los alumnos/as y sus padres colaboraban en la confección del vestuario y en múltiples tareas, hasta que decidió apartarse. Desde aquí todo mi afecto al que fue mi maestro y gran defensor del ballet en España, aportando la sobriedad de su estilo, la magnifica pureza coreográfica de sus montajes y la belleza que supo imprimir en los mismos, dejando sin duda huella en todos sus alumnos. |