Maestro, Actor y Director de Teatro
Recuerdo dos momentos de gran dolor y angustia en mi vida artística:
-El primero fue hace ya muchos años. Había soñado con ser bailarina desde niña, y con 9 años empecé a estudiar con el maestro Adolfo León. No tenia grandes condiciones, pero él siempre me decía que llegaría dónde quisiera porque era trabajadora y amaba el ballet. Cuando formó la primera compañia (aún bastante amateur), yo tenía 16 años, el maestro me incluyó en el cuerpo de baile. Aquello era un sueño hecho realidad, pero el destino siempre tiene preparada alguna sorpresa, y una tremenda lesión acabo de repente con todo...…
-El segundo ha sido hace muy poco, puse la misma pasión que en aquel primer momento de mi vida de bailarina, era un proyecto que ví con los ojos de una niña, con el brillo en la mirada que solo provoca la ilusión y la felicidad. Compartir la creación de una escuela de ballet con mi amigo, a quien tanto queria ..... creí que iba a ser lo mejor que me había pasado, pero…. estaba equivocada. La vida no es justa, y hay que tomarla como viene.
Pendiente de resolver este segundo varapalo en mi vida, y superar el dolor y la enorme pena de la traición...... Me viene a la memoria como se resolvió el primero.
Pues si, aquí es dónde apareció Euquerio Olmos. Yo andaba vagando como un alma en pena, con mi lesión sin solución, con mis tutus de tantos festivales y pocas actuaciones colgados en el armario, con mis zapatillas de punta en un cajón…. cuando alguien me habló de una audición para actrices en una compañía de teatro. Me fui a la librería “La Avispa” de la calle San Mateo de Madrid, y allí compré el libro “La más fuerte” de August Strindberg, me pareció un título adecuado, dadas las circunstancias, al menos yo quería pensar que era la más fuerte y superaría esta zancadilla que me había puesto la vida.
Me estudie el texto, lo repetí en voz alta en mi casa una y mil veces. No tenía más conocimiento de teatro que un curso de arte dramático que había realizado en Artea Teatro Estudio, pero creo que la actriz se lleva dentro y estaba segura de que lo podía hacer, sabía que lo podía hacer.
Fui a la audición. Recuerdo aquel momento en el silencio cuando el Director me dijo “empieza cuando quieras”, por unos segundos me entró pánico y pensé que tan siquiera me saldría la voz, pero……… le eche coraje, y me puse a recitar y a interpretar aquel texto como si fuera la más grande actriz que hubiera encima de la tierra. Así quedó todo, acabó la prueba y me marché.
Al día siguiente me llamaron para decirme que me habían escogido entre todas las candidatas. No lo podía creer, este señor de aspecto amable había creído en mí.
Así comenzó mi relación artística con Euquerio Olmos, pasábamos todos los días cuatro horas con ensayos privados. Él siempre ensayaba uno por uno con cada actor de la Compañía, y luego nos juntaba solo unas cuantas veces en los ensayos generales.
Un gran maestro que me enseñó muchísimas cosas, que yo tan siquiera sabía que tenía dentro. El me dijo que mi talento era enorme y que hasta me asustaría de todo lo que podía salir de mí, si confiaba en mi misma, porque mi problema era la falta de fé en mí. Me dijo que poseía los dos ingredientes que necesitaba: sensibilidad y temperamento. Me enseñó sobre teatro, interpretación y sobre la vida. Me hizo fuerte y sensible, me enseñó también que lo más importante dentro del mundo artístico es ser buena persona, es ser buen compañero. Euquerio dedicaba un tiempo a la formación artística y otro tiempo a la formación como persona. Yo era muy joven entonces, y la oportunidad que Euquerio me dio no la olvidaré nunca. Creyó en mí por encima de todo, fui primera actriz en su compañía durante 10 años.
Por circunstancias de la vida, dejamos de vernos muchos años, y le volví a reencontrar en noviembre de 2013. Fue como si nunca hubiéramos dejado de vernos, porque las raíces que echan los corazones y la unión de las almas no se puede destruir, es un lazo que se tiene para siempre.
Ahora solo me queda saber que me depara el destino en este segundo momento de mi vida. Seguro que algo bueno aparecerá.
Recuerdo dos momentos de gran dolor y angustia en mi vida artística:
-El primero fue hace ya muchos años. Había soñado con ser bailarina desde niña, y con 9 años empecé a estudiar con el maestro Adolfo León. No tenia grandes condiciones, pero él siempre me decía que llegaría dónde quisiera porque era trabajadora y amaba el ballet. Cuando formó la primera compañia (aún bastante amateur), yo tenía 16 años, el maestro me incluyó en el cuerpo de baile. Aquello era un sueño hecho realidad, pero el destino siempre tiene preparada alguna sorpresa, y una tremenda lesión acabo de repente con todo...…
-El segundo ha sido hace muy poco, puse la misma pasión que en aquel primer momento de mi vida de bailarina, era un proyecto que ví con los ojos de una niña, con el brillo en la mirada que solo provoca la ilusión y la felicidad. Compartir la creación de una escuela de ballet con mi amigo, a quien tanto queria ..... creí que iba a ser lo mejor que me había pasado, pero…. estaba equivocada. La vida no es justa, y hay que tomarla como viene.
Pendiente de resolver este segundo varapalo en mi vida, y superar el dolor y la enorme pena de la traición...... Me viene a la memoria como se resolvió el primero.
Pues si, aquí es dónde apareció Euquerio Olmos. Yo andaba vagando como un alma en pena, con mi lesión sin solución, con mis tutus de tantos festivales y pocas actuaciones colgados en el armario, con mis zapatillas de punta en un cajón…. cuando alguien me habló de una audición para actrices en una compañía de teatro. Me fui a la librería “La Avispa” de la calle San Mateo de Madrid, y allí compré el libro “La más fuerte” de August Strindberg, me pareció un título adecuado, dadas las circunstancias, al menos yo quería pensar que era la más fuerte y superaría esta zancadilla que me había puesto la vida.
Me estudie el texto, lo repetí en voz alta en mi casa una y mil veces. No tenía más conocimiento de teatro que un curso de arte dramático que había realizado en Artea Teatro Estudio, pero creo que la actriz se lleva dentro y estaba segura de que lo podía hacer, sabía que lo podía hacer.
Fui a la audición. Recuerdo aquel momento en el silencio cuando el Director me dijo “empieza cuando quieras”, por unos segundos me entró pánico y pensé que tan siquiera me saldría la voz, pero……… le eche coraje, y me puse a recitar y a interpretar aquel texto como si fuera la más grande actriz que hubiera encima de la tierra. Así quedó todo, acabó la prueba y me marché.
Al día siguiente me llamaron para decirme que me habían escogido entre todas las candidatas. No lo podía creer, este señor de aspecto amable había creído en mí.
Así comenzó mi relación artística con Euquerio Olmos, pasábamos todos los días cuatro horas con ensayos privados. Él siempre ensayaba uno por uno con cada actor de la Compañía, y luego nos juntaba solo unas cuantas veces en los ensayos generales.
Un gran maestro que me enseñó muchísimas cosas, que yo tan siquiera sabía que tenía dentro. El me dijo que mi talento era enorme y que hasta me asustaría de todo lo que podía salir de mí, si confiaba en mi misma, porque mi problema era la falta de fé en mí. Me dijo que poseía los dos ingredientes que necesitaba: sensibilidad y temperamento. Me enseñó sobre teatro, interpretación y sobre la vida. Me hizo fuerte y sensible, me enseñó también que lo más importante dentro del mundo artístico es ser buena persona, es ser buen compañero. Euquerio dedicaba un tiempo a la formación artística y otro tiempo a la formación como persona. Yo era muy joven entonces, y la oportunidad que Euquerio me dio no la olvidaré nunca. Creyó en mí por encima de todo, fui primera actriz en su compañía durante 10 años.
Por circunstancias de la vida, dejamos de vernos muchos años, y le volví a reencontrar en noviembre de 2013. Fue como si nunca hubiéramos dejado de vernos, porque las raíces que echan los corazones y la unión de las almas no se puede destruir, es un lazo que se tiene para siempre.
Ahora solo me queda saber que me depara el destino en este segundo momento de mi vida. Seguro que algo bueno aparecerá.
Vestuario para la representación de "La Vida es Sueño" de Shakespeare. Diseño, idea y confección Euquerio Olmos.